Universos inconscientes

A veces pienso en el universo como si fuese una persona. Lo pienso como si fuese un "vos". Como si le hablara tan directamente, como si lo conociera (sí). En realidad tenemos cierta conexión, en realidad nuestras profundidades se conocen en lo desconocido. Porque el universo es casi inmenso como las mentes. No sabemos cuando empieza ni cuando termina. Y genera inseguridad, incertidumbre.
¿Qué tan profundo sos, universo? ¿A dónde vas? Auto-preguntas que cuando asfixian las despacho y las traslado al espacio, a la casi nada, al todo. Capaz ahí sí las pueda responder. Capaz no las tenga que responder yo, por fin, no más yo. Universo, entendés de todo esto, un día me respondiste que sí. Un día me hablaste de la empatía y del deseo lejano. De todo lo que te compone y de lo que creen que sos. Pero tenés tan poca conciencia de lo que sos y de tu inmensidad que te envidio, universo. Tan sanamente te envidio, porque la conciencia y ser un ser consciente cansa por dentro. (Las personas hiperconscientes nos cansamos tanto), porque consiste en asumir y entender. Y vos no sabés que existís porque ni vos ni el espacio son un "vos". Nadie se dirige a lo que no es una persona como un "vos". Y está bien, entender y no querer entender, todo está bien. Hasta los seres conscientes que esconden y sienten. Hasta las galaxias y los espacios llenos de nada. Inmensos espacios. Un vos.

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